La sandía no siempre presentó las características con la que actualmente la conocemos. Hace miles de año, esta fruta era amarga y con una coloración blanca en su interior, con una pulpa mucho más densa. Estos datos lo arrojan una serie de estudios realizados a los cultivos en una región del Valle del Nilo, en el Antiguo Egipto.
Su sabor neutro o amargo podría haberse perdido antes de su domesticación, mucho antes de que esta fruta sea cultivadas en granjas o espacios de cultivos destinado a la alimentación. Por lo tanto, la dulzura de la pulpa probablemente aumentó durante el transcurso de la domesticación, momento en que fue adaptada al cultivo.
Mientras que el color rojizo de la pulpa, «causado por la acumulación de licopeno, probablemente fue el resultado de la selección artificial”, destacaron los científicos a cargo del estudio realizado a esta fruta.
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